El soldadito de plomo

Escrito por H. C. Andersen
Adaptado por Laura Wittner


Había una vez un soldadito de plomo que vivía dentro de una caja de madera en la vidriera de una gran juguetería, apilada con varias cajas más, todas iguales. Y todas llenas de soldaditos de plomo. Veinticinco soldaditos había en cada caja. Y todos igualitos entre sí: igual el uniforme, igual la bayoneta; la misma postura de firmes y, en la cara, la misma sonrisa valiente. Parecía que decían: “Estoy dispuesto a todo. Sáquenme de aquí y véanme en acción”.

Sin embargo, este soldadito del que hablamos sí tenía una diferencia: le faltaba una pierna.

–El fabricante se debe haber quedado sin plomo a último momento –explicaba el vendedor de la juguetería, y ofrecía la caja a menor precio, por traer un soldadito fallado.
–La llevo ¬–dijo un día un cliente–. La llevo para mi sobrino que cumple siete años. Es un chico muy bueno, y no va a molestarle que uno de los soldados tenga una pierna de menos.